Al respecto de la imagen de Prost como el “Salieri” se la F1
de los 80-90, os recomiendo la lectura de este magnífico post de Graham Keilloh
en el blog “Talking about F1”, que me he permitido traducir aquí.
Seguramente los autores de este magnífico documento gráfico
sobre la vida del piloto brasileño necesitaban un villano en su historia, y
Prost era el candidato perfecto. Como piloto era una imagen en negativo de
Senna: donde uno era puro talento, el otro era método, en un lado el carisma y
la juventud, en el otro un aspecto físico poco agraciado y un carácter
reservado.
Pero esta imagen es profundamente injusta. En ocasiones se
olvida que Prost ganó 4 mundiales, logrando el record de victorias – hasta la
llegada de Shumacher – enfrentándose a grandísimos pilotos, muchas veces en
inferioridad mecánica.
El siguiente post trata de rehabilitar la figura del
francés. No puedo estar más de acuerdo con su contenido.
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Yo, como la mayoría de la gente que lo ha visto, considero
un triunfo la película recientemente publicada sobre Senna, por varias razones.
Pero tengo que hacerle una gran crítica a la película: es inmensamente dura en el
tratamiento que hace del principal rival de Ayrton Senna, Alain Prost.
Prost es presentado poco menos que como el villano de la
historia, con el excomentarista de la cadena de televisión ESPN, John Bisignano,
describiéndolo como un piloto que conducía para asegurar puntos en lugar de obtener
victorias, y que usaba la política para prevalecer en lo deportivo.
Puedo entender hasta cierto punto por qué lo han hecho. Los guionistas
sentían que el film necesitaba tener una narrativa coherente al estilo de
Holywood, con un protagonista y un antagonista. Pero el problema es que su
presentación de Prost es bastante cínica y ofrece la interpretación más negativa posible de él como persona y piloto.
Siempre he pensado que Prost ha sido curiosamente
infravalorado como piloto en general (y esto lo dice alguien que pasó su niñez
idolatrando a Senna como a un héroe). Esto ha sido así mucho antes de que el
film sobre Senna fuese siquiera concebido, de hecho así se comentaba
frecuentemente durante su carrera y después de ella. Siempre digo que si
pudiese comprar acciones de expilotos de F1, sin duda compraría acciones de Alain
Prost. Siento que su valor sólo puede subir: debe llegar un momento en el que
su genio al volante reciba de la historia el amplio reconocimiento que merece.
En primer lugar, los números. En una carrera profesional en
la F1 a lo largo de 13 temporadas, Prost ganó cuatro campeonatos mundiales. Y
muy fácilmente podría haber ganado nada menos que cinco títulos más (1981,
1982, 1983, 1984, 1988 y 1990) pero diversos factores en los cuales no tuvo
responsabilidad le privaron de conseguirlo. Podríamos argumentar también que
Prost fue el último piloto capaz de ganar un campeonato con un monoplaza que no
era ni de cerca el más competitivo, como indudablemente logró batiendo a los
Williams-Honda en su título de 1986.
Logró la victoria en 51 grandes premios, y 106 podios en 202
carreras. Y todo ello en una época en la que los coches no eran ni mucho menos
tan fiables como ahora, y Prost estaba invariablemente arriba frente a un
elenco de grandes estrellas de su tiempo: Senna, Lauda, Rosberg, Mansell,
Piquet entre otros (y de ellos, todos excepto Piquet fueron durante algún
momento compañeros de equipo de Prost. Nada que ver con los compañeros-escuderos
al estilo de Shumacher).
De acuerdo, las estadísticas en sí mismo no significan
mucho. Lo cuál tampoco le viene mal a Prost dado que hay muchas otras cosas que
apreciar de él además de los números.
Prost, apodado “el Profesor”, se asocia habitualmente con el
cálculo y la consistencia en lugar de la conducción espectacular, lo cuál es
seguramente a lo que John Bisignano se refería en parte. Sin embargo es menos
recordado que Prost también era tremendamente rápido, y que cuando era
necesario podía ir rueda con rueda con sus rivales de forma tan decidida y
agresiva como cualquier otro. Como un periodista australiano dijo una vez,
Prost tenía la cabeza de Stewart y el pie derecho de Villeneuve.
Credit: Stuart Seeger |
¿Y qué tal esta de Keke Rosberg, ampliamente considerado
como el piloto de F1 más rápido y valiente durante gran parte de la década de
los 80, después de enfrentarse a Prost como compañero de equipo? “Es el mejor
que he conocido, sin duda. Como piloto completo, está por encima de cualquier
otro contra el que haya corrido, porque es brillante en todos los apartados… y
es terriblemente rápido. Te lo puedo asegurar”.
La carrera de Prost en la F1 está repleta de momentos de
conducción ofensiva del tipo que asociaríamos más naturalmente con Gilles
Villeneuve o Lewis Hamilton que con “el Profesor”. Por ejemplo, en el gran
premio de Sudáfrica de 1982, cuando estaba liderando la carrera transcurrida la
mitad de la misma, Prost pinchó uno de sus neumáticos. Los consiguientes tres
cuartos de vuelta rodando con un neumático triturado y un pit stop (largo, ya
que no se entrenaban como ahora) lo relegaron a la octava posición con una
vuelta menos. Pero Prost se sobrepuso, rodó consistentemente 3 segundos más
rápido que cualquier otro piloto (incluido su compañero de equipo René Arnoux,
que lideraba la carrera) y logró recuperar la primera posición a falta de nueve
vueltas – tan sólo 27 vueltas después de su pinchazo – la cuál pudo retener
para lograr la victoria.
Credit: Lothar Spurzem |
El año
siguiente en Suzuka se produjo una actuación similar. Esta vez fue un pinchazo
temprano de Prost lo que le retrasó, dejándolo tan atrás que le costó 22
vueltas de las 53 de que constaba el gran premio poder contactar con el
siguiente coche. Pero nuevamente Prost fue rápido a pesar de todo, logrando
recuperarle prácticamente una vuelta al ganador de aquel gran premio, Gerhard
Berger (logrando una vuelta rápida 1,7 segundos mejor que el siguiente piloto
más rápido), hasta lograr la séptima plaza, fuera de los puntos por sólo una
posición.
Y hay muchos ejemplos como estos, como cuando batió
claramente a su compañero de equipo Senna siendo más rápido en México, Francia
y cualquier otro sitio en 1988, ganando la carrera mexicana saliendo de la
posición 13 en la parrilla de salida, o arrastrando a un desdibujado Williams
en la calificación y en la carrera hasta ganar en Barcelona en 1993. Y luego
tenemos la carrera de Imola ese mismo año, cuando justo una carrera más tarde
del famoso triunfo de Senna en Donnington en pista mojada, Prost acosó por
todas partes al Mclaren de Senna en la húmeda fase inicial de la carrera, hasta
lograr la victoria.
De hecho, en situación de carrera a Prost raramente le
faltaba velocidad. Este hecho lo demuestra su colección de 41 vueltas rápidas a
lo largo de su carrera, un record que perduró hasta que lo batió Shumacher
(junto a cualquier otro record).
De hecho, él mismo nunca estuvo de acuerdo con la imagen de
“rodar y recoger puntos” que se le
atribuía permanentemente. Después de ganar su primer título en 1985, Prost
comentó: ‘…las dos últimas carreras realmente no he disfrutado, para ser
honesto. Conducir carreras tácticas no es lo que me gusta hacer. Puedo correr
Kyalami y Adelaida (las dos últimas carreras de la temporada) ahora, y sentir
que puedo ir a por la victoria, lo que es mucho más natural para mi’. Y en una
frase que podría haber sido una respuesta a Bisignano, sobre las carreras
tácticas, dijo: ‘Todo el mundo – Keke (Rosberg), Piquet - habría corrido este
tipo de carrera en las mismas circunstancias’.
Y mientras Prost es frecuentemente visto como un blandengue,
de hecho rara vez le faltaban agallas en las luchas cuerpo a cuerpo en la
pista. Después de todo no titubeó cuando Senna trató de empujarlo hacia el muro
de boxes a 300 km/h en Estoril en 1988. Dos años antes, esta vez en Montreal, y
contra el mismo rival, Prost mostró un temple similar. Por aquel entonces había
unas curvas rápidas encadenadas derecha-izquierda-derecha con muros muy
cercanos a la pista (ahora hay una recta en su lugar). Prost, habiendo
intentado adelantar a un incómodo Senna durante muchas vueltas, metió finalmente
el morro en esa zona, ocupando de forma decisiva la trazada buena y forzando a
Senna a soltar el acelerador y poner medio coche en la hierba, cediendo así su
posición.
Alain Prost at Zandvoort in Renault RE40
Por lo tanto, viendo todo esto, podríamos preguntar por qué
Prost continúa siendo infravalorado para la posteridad. Bajo mi punto de vista,
parte de la razón puede estar relacionada con la manera en que Prost se manejó
dentro y fuera de la pista.
En ambos casos, no hubo nada de leyenda dramática,
confrontación continua, altercados y carisma místico que caracterizó la
existencia de Senna, y su póstuma mitología. Prost, a diferencia de Senna
(también de Mansell y otros), tendía generalmente a gestionar sus asuntos sin
alborotos, especialmente cuando se trataba de competir.
Asimismo, la apariencia de Prost, de alguna manera,
enfatizaba esta diferencia. Prost era físicamente bajo, tenía el cabello ralo y
rizado, la nariz torcida, un atuendo a menudo deprimente y una completa falta
de pretensiones y auto-promoción. Ciertamente al mirarlo difícilmente veías el
arquetipo de una superestrella internacional. Nunca fue el héroe romántico y
carismático que fue Senna. Y la voluntad de Prost de hablar con franqueza sobre
varios asuntos, que a menudo incluían a la FIA y las deficiencias de su propio
equipo, le hacían ser visto por muchos como una especia de cascarrabias (una
acusación que a menudo Senna trató de imputarle). Y por alguna razón, en gran
parte la entrada de Senna – de forma merecida, bajo mi punto de vista - a
formar parte del folclore de la fórmula 1 ha sido a costa de ensuciar la
reputación de su rival Prost al mismo tiempo. Injusto, y también innecesario,
en mi opinión.
Y en carrera Prost nunca parecía rápido. Pero en lugar de
haberse visto como una debilidad debería
haberse valorado como la mayor virtud del genio de Prost.
Nigel Roebuck una vez comentó: ‘Problabemente nadie ha hecho
que conducir un coche de fórmula 1 pareciese tan fácil como Prost. Era
misteriosamente suave. Recuerdo verlo un año en la calificación en Mónaco junto
a Denis Jenkinson, hablando sobre quién iba a lograr la pole. Había varias
posibilidades, y entonces, de pronto, anunciaron que Prost había superado el
anterior mejor tiempo. “¿De dónde demonios ha salido?” Dijo Jenks. “No me había
dado cuenta de que estaba ahí”’.
Algo similar sucedió en 1986 en el mismo lugar. Prost logró
la pole y la victoria fácilmente, pero cualquiera de los presentes que no
tuviese un cronómetro en la mano habría podido pensar razonablemente que era el
piloto más lento en la pista. Mientras todos los demás rozaban las barreras y
se subían por los pianos, Prost, muy por delante, parecía pilotar sin urgencias
y completamente suave y preciso. Como Jackie Stewart dijo ‘Para algunos, esto
es aburrido, pero esto es arte, y mucho más difícil que lanzar el coche contra
las paredes’.
Credit: Stuart Seeger |
Otro antiguo compañero de equipo, Eddie Cheever, estaba de
acuerdo con él: ‘Si tú habías hecho una buena carrera, el siguiente fin de
semana iba a ser un infierno, porque él (Prost) se iba a asegurar de dar un
paso adelante, y era difícil seguir su ritmo. Debo decir que él nunca hizo algo
de forma sucia. Nunca me he cruzado en mi vida con alguien tan orientado a los
detalles como Prost. Simplemente hacía su trabajo, era como un pequeño
general’.
‘Alain era un genio cuando se trataba de la puesta a punto,
y sólo empecé a apreciarlo cuando conduje en la Indy las primeras dos o tres
veces. Si el coche no se podía manejar bien, sólo tenías que aguantar, y
entonces empezar a trabajar hacia una buena puesta a punto al final de la
tanda. Sólo entonces empecé a aprender un poco sobre cómo lo hacía Prost, era
simplemente fenomenal’.
También había cierta falta de alboroto en la progresión de
Prost los domingos. Al contrario, su progresión vuelta a vuelta era tranquila,
pero no por ello menos inexorable. Patrick Head lo resumía así: ‘A menudo estábamos
muy por delante de él al principio, y pensábamos “¿Dónde diablos está Alain?”.
Había calificado tercero o cuarto, hecho una salida lenta, y pensabas: “Genial,
está noveno o lo que sea, nos lo hemos quitado de en medio”. Pero entonces
veías que estaba sexto, quinto, cuarto, tercero, y pensabas: “Oooh, mierda”.
Pero así era él, ¿verdad? Esa calidad inexorable’.
Sus maniobras de adelantamiento tenían una virtud similar,
casi nunca bloqueaba las ruedas o metía los codos para pasar, sus
adelantamientos eran siempre limpios. Esto lo explicaba muy bien Rob Walter:
‘Las maniobras de adelantamiento de Prost eran elegantes en sí mismas, ¿verdad?
Tan elegantes y seguras, como un ballet’.
La reputación de Prost posiblemente no se ha visto ayudada
por el hecho de que él tendía a ocultar su brillo la mayor parte del tiempo.
Leí una vez una historia en este excelente artículo sobre Prost a
cargo de Meter Dick, sobre la primera época de Prost en la escuela de
pilotos Winfield en Paul Ricard, que de alguna manera resume cómo es Prost.
Inicialmente parecía un piloto de talento y velocidad media en comparación con
otros pilotos de la escuela, pero cuando un día llovió, los instructores
notaron que él estaba frenando al final de la recta en el mismo punto que lo
hacía cuando la pista estaba seca, y al final Prost superó a sus rivales
fácilmente. Parece ser que antes del final Prost estaba adaptando su velocidad
a la del resto, para luego destrozarlos en el preciso instante en que sus
rivales menos preparados estaban para responder. Y todo este poder mental y
disciplina se mostraba en un piloto que apenas estaba empezando.
Y así iban a ser las cosas en adelante. La habilidad de
Prost para pensar a lo largo de todo el fin de semana no tuvo rival a lo largo
de su carrera, y posiblemente de toda la historia de la fórmula 1. Nuevamente
esto debería verse como una fortaleza más que como una debilidad. Como Fangio,
Stewart y otros antes de él, Prost era partidario de ganar a la menor
posibilidad posible, preservando su coche y a sí mismo tanto como fuese
posible. Quizá en el extraño mundo de la F1 esta visible falta de drama lo ha
llevado a ser infravalorado en lugar de apreciado.
Pero, ¿realmente el prodigioso uso que “el Profesor” hacía
de su inteligencia debería ser celebrado? Existen algunos clásicos ejemplos de
Prost sorprendiendo a sus oponentes con contundencia. En Monza 1988, un año en
que él y Senna dominaban el mundial con sus Mclaren-Honda, y con sus esperanzas
de conseguir el mundial pendiendo de un hilo, descubrió pronto, mientras estaba
en segunda posición detrás de Senna, que su motor no iba a durar toda la
carrera. Así que decidió poner al máximo su motor, lo cuál incrementaba su
consumo de gasolina, esperando que Senna hiciera lo mismo. Senna mordió el
anzuelo, de manera que cuando Prost se retiró tuvo que reducir desastrosamente
su velocidad para poder finalizar. Cuando los Ferraris se acercaron, Senna tuvo
un incidente con un coche más lento en la penúltima vuelta, dejándole fuera de
carrera y manteniendo a Prost en el liderato del mundial. En la siguiente cita,
en Estoril (Portugal), Prost era el más rápido de los Mclaren en calificación. Mucho
antes del fin de la sesión se desabrochó los cinturones de seguridad, abandonó
su coche y apareció vestido de calle por el box de Mclaren, dando vueltas despreocupadamente.
Esto logró el deseado efecto sobre su compañero de equipo, que se desesperaba
cada vez más tratando de batir los tiempos de Prost, yendo como resultado más y
más lento cada vez.
Otra razón por la que deberíamos admirar a Alain Prost, y en
mi opinión no es un detalle menor, es que su conducta en la pista era
absolutamente limpia. En una época en la que la ética en la pista decayó
notablemente, Prost mantuvo la resolución de ser fiel a sus principios. Sí,
probablemente sabía lo que hacía en la colisión con Senna en Suzuka 1989, pero
yo por lo menos puedo perdonarle una aberración en relación a toda una larga
trayectoria profesional.
Es también irónico que sea una creencia común pensar que
Prost era una persona cercana al presidente de la FISA Jean-Marie Balestre y
que ese politiqueo le ayudó a lo largo de su carrera, como proclamaba
Bisignano. Pera la mayor parte del tiempo no mantuvieron buena relación,
principalmente por la tendencia de Prost de hablar con franqueza de sus
percepciones y las carencias de los poderes fácticos.
En mi opinión, el personaje que Alain Prost ha desarrollado
sobre si mismo, tanto durante su carrera como posteriormente, se ajusta poco a
la realidad. Sí, Prost destacaba en el cálculo y evitando la fuerza bruta, pero
también debería apreciarse que era tan rápido como el que más y un magnífico
corredor. Y que su sobrecogedora suavidad, habilidad en la puesta a punto, y la
inexorable naturaleza de su progresión en carrera son facetas que deberían ser
admiradas en lugar de ser vistas como razones para desacreditarlo. Es
seguramente uno de los pilotos de competición más impresiones que el mundo haya
visto. Ya es hora de que volvamos a valorar a Alain Prost.
Muy buen post!
ResponderEliminarGracias!
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